Si quieres conservar los productos frescos cuando los lleves a la mesa, tienes que cocinar al vapor. Las ventajas de comer verduras y frutas preparadas de esta forma es que conservan todos sus nutrientes, a diferencia de las que son cocidas o fritas. Te explicamos el proceso y cómo puedes usar esta técnica correctamente para la salud de toda la familia.
Los beneficios de consumir frutas y verduras frescas
Lejos de cocinar con aceite o dejando hervir las verduras o la fruta, cuando usas el vapor en la preparación de los alimentos estás asegurando la conservación de casi todas sus propiedades.
Por lo general, las verduras y frutas conservan una gran cantidad de vitaminas, proteínas y minerales. Cuando las cocemos, un gran porcentaje de estos beneficios naturales se pierden al someterse los alimentos a altas temperaturas que, en ocasiones, llegan a superar los cien grados centígrados.
El vapor permite no exponer el alimento a tantos grados y, además, evita que tengamos que usar aceite u otras grasas durante su preparación. Al prescindir de estos métodos, estamos ahorrando en el consumo de calorías, garantizando una comida más ligera y saludable.
Además, la vaporización logra mantener la verdura con sus colores vivos. También consigue que conserve un sabor más intenso y, lo que es muy importante, al dente. Esta prueba la puedes hacer en tu casa fácilmente; el resultado te parecerá espectacular.
En lo que respecta a la digestión, es mucho más sencilla. Mientras que otros procesos destruyen la estructura celular de los alimentos, el vapor consigue conservarla, logrando así que puedas digerir mejor, olvidándote de las comidas pesadas.
Solo debes tener en cuenta que cada verdura o fruta requiere procesos distintos a la hora de cocinarse. Las hojas verdes se deterioran con gran facilidad al vapor, mientras que la patata invita a cocinarse por un tiempo más largo si la comparamos con otra verdura.
Cómo cocinar al vapor de manera sencilla
Ante todo, debes seleccionar los alimentos más frescos posibles, para que conserven su auténtico sabor y te salgan platos deliciosos. Para ello, necesitas una olla con un compartimento especial. En la parte de abajo, cerca del fuego, irá el agua, que deberás medir correctamente, previniendo que no se evapore por completo antes de tiempo.
En un recipiente interno, por encima del agua, irá el alimento que vayas a cocinar. Identificarás este por contener agujeros por donde entrará el vapor, encargado de hacer todo el trabajo.
Los tiempos de las verduras no suelen cambiar mucho con respecto al cocido habitual. Para conseguir un punto perfecto, sobre todo si vas a preparar distintos tipos de verdura, te aconsejamos cortar los trozos del mismo tamaño.
Con la fruta pasa lo mismo. Esta, a diferencia de la verdura, cambia a un aspecto más meloso, incluso para el paladar. Al tratarla así, es perfecta para preparar compotas y mermeladas, incluso pasteles.
Cuando cocinas al vapor productos frescos consigues conservar todas sus propiedades nutricionales, que son las idóneas para una dieta saludable. Además, obtienes un sabor y textura únicos.