Nos ha tocado vivir un tiempo en el que estar en casa es lo que nos hace fuertes y valientes. Sin embargo, esto no debe significar que no se pueda aprovechar de forma muy productiva. Realmente, el hogar está repleto de tareas que vamos postergando para otro momento y que, al final, no hacemos nunca. Por ejemplo, organizar la nevera. Si no sabes cómo hacerlo, en esta guía que te ofrecemos desde Masymas te quedará muy claro.
Ordenar, una buena forma de aprovechar el tiempo
Antes de meternos de lleno con ese aparato que conserva nuestra comida, queremos decirte que el orden es fundamental. Sí, mantener un orden es fundamental por muchos motivos.
En primer lugar, si nos fijamos en el caso del refrigerador o de un armario, el orden permite aprovechar más el espacio. Cuanto mejor se organice un espacio cerrado, mayor es su capacidad de almacenamiento.
Pero no solo eso: también es mayor la posibilidad de encontrar las cosas. ¿No te has encontrado nunca con un alimento en mal estado que se quedó olvidado al fondo del refrigerador por culpa de su colocación caótica? Pues esto es evitable siguiendo unos sencillos pasos.
La importancia de una buena distribución para mantener los productos
No tengas dudas, los productos de alimentación necesitan de una forma de conservación concreta. De lo contrario, corres el riesgo de estropear frutas, verduras, carnes o pescados por el simple hecho de no almacenarlos bien. Los tiempos de conservación, el orden y el contacto entre distintos productos son aspectos claves en esta ecuación.
Por eso la disposición del interior de tu frigorífico es esencial para evitar la contaminación de olores y sabores. Puede que no eches a perder nada, pero quizás no te apetezca que el queso termine oliendo a pescado.
Los alimentos que no van en la nevera
Como puede que ya sepas, el frigorífico evita que los microorganismos patógenos crezcan en lo que comemos. Sin embargo, también hace que otros se pongan malos antes; estos últimos son los que no pueden entrar en este electrodoméstico.
Es más, hay productos de la misma familia que tienen indicaciones diferentes. Por ejemplo, el queso fresco siempre se mantiene con frío, mientras que el curado pierde propiedades. Para que veas todo esto de forma más rápida, aquí tienes una lista con los alimentos que no deberías conservar en frío:
– Verduras como el ajo, las patatas, pepinos, los pimientos o las cebollas.
– Frutas como los plátanos, limones, mandarinas o piña.
– Algunos lácteos, como el queso grana padano o el manchego.
– Otros alimentos como el café, el pan, la miel o el chocolate.
Hay casos que pueden llamarte la atención. ¿Frutas y chocolate fuera del refrigerador? Sí, porque pierden sus propiedades y contaminan con su olor. El plátano, por ejemplo, es una fruta tropical que no se lleva nada bien con el frío. Lo mismo sucede con los cítricos, que se secan y pierden su zumo.
Por último, aunque te sorprenda, hortalizas como los pepinos duran mucho menos al frío que a temperatura ambiente. Las cebollas y los ajos producen brotes por las bajas temperaturas. Para terminar, las patatas se ponen harinosas y demasiado dulzonas.
Alimentos que sí pueden ir al frigorífico
Como has visto, hay alimentos que mejor que no pisen los estantes del refrigerador de casa. Este es ya un primer paso para conseguir el orden que necesitas. Sacando lo que no debe estar ahí, te va a quedar un espacio más amplio en el que deberás guardar los alimentos de la siguiente lista:
– Carnes y pescados frescos sin excepción.
– Verduras como las alcachofas, el brócoli, los espárragos o la lechuga.
– Cerezas, uvas, manzanas o arándanos en el sector de la fruta.
– Otros como los huevos, la mantequilla o los yogures de cualquier tipo.
Es fácil que te des cuenta que las verduras de hoja verde y los frutos rojos tienen que conservarse en frío. Los lácteos, especialmente si están abiertos, no tienen que estar en otro lugar que no sea el refrigerador: son productos que se corrompen con mucha facilidad a temperatura ambiente.
Consejos para organizar un frigorífico
¿Cómo organizar el interior? La verdad es que los modelos de refrigeradores modernos te lo ponen muy fácil al estar indicada cada zona. De todas formas, nosotros os damos alguna indicación especial que debéis tener en cuenta.
Así, como las bebidas van en los estantes indicados, los huevos deberían ir en las hueveras de la puerta. Pero nosotros os recomendamos guardarlos en el interior si el espacio te lo permite. Los cambios de temperatura de abrir y cerrar la puerta no le van a los huevos nada bien.
Las grandes baldas están reservadas para quesos, yogures y cualquier otro tipo de producto que no tenga zona propia.
El caso de los frescos es un poco más importante. Las carnes y pescados deben ir en el cajón indicado para ello. El motivo es que este guarda las condiciones de humedad idóneas y conserva el frío. Así, estos productos alimenticios se mantienen mucho más.
Lo mismo pasa con las verduras de hoja verde y las frutas. Tienen un cajón especial, normalmente abajo, para evitar que la humedad las dañe. Esto último es especialmente importante con fresas o arándanos, así que tenlo presente.
La importancia de la temperatura
La mayoría de refrigeradores tienen control de temperatura. Esta, además, repercute en el gasto energético del aparato. Así pues, ¿cuál es la correcta para mantener lo que hay en el interior? Lo mejor es mantener el frigorífico en torno a 5 ºC de temperatura. Con esta cifra tienes de sobra para proteger tus alimentos sin gastar demasiada electricidad en ello.
Hasta aquí unos consejos que te van a servir para disfrutar de una nevera más ordenada y eficiente y, por lo tanto, de alimentos llenos de sabor en sus mejores condiciones. ¿A qué esperas para ponerlo en práctica?