No hay como acabar un largo día con una copa de vino, pero, ¿a cuántos no nos ha pasado que, tras abrir una botella, no sabemos qué hacer con el resto? ¿Se estropeará? ¿Cuánto tiempo podremos conservar el vino abierto en perfectas condiciones? ¿Cómo podemos evitar que se eche a perder?
En este post daremos respuesta a estas y otras preguntas. Nunca más volverán a asaltarnos las dudas cuando nos quede una botella de cualquier tipo de caldo a medio consumir. Descubramos cómo hallar la mejor solución.
¿Cómo se degrada el vino una vez abierto?
La degradación del vino se inicia en el mismo momento en que lo descorchamos. El oxígeno penetra en el interior de la botella que acabamos de abrir y al entrar en contacto con su contenido, comienza su proceso de oxidación. Es el nombre que recibe la reacción química que se desencadena, y que resulta inevitable.
A partir de ese momento dispondremos de un tiempo más o menos limitado, en función de sus características, para consumirlo con todas las garantías. Que lo hagamos dentro de ese plazo es fundamental: posteriormente, su sabor y su aroma ya no serán los mismos, y su calidad irá decreciendo.
¿De cuánto tiempo disponemos para consumir una botella de vino una vez abierta?
El tiempo con el que contamos para poder disfrutar del vino con su máxima calidad es diferente en cada caso. Si se trata de un espumoso, el plazo es prácticamente nulo. Dada su volatilidad, lo ideal es que lo tomemos el mismo día, en las horas inmediatamente posteriores a la apertura. No podemos arriesgarnos a que pierda sus propiedades.
Si se trata de un vino blanco o de un rosado, puede aguantar un máximo de cuatro días. Sin embargo, debemos tener en cuenta que algunos no alcanzarán este límite y se estropearán antes.
El vino tinto, por el contrario, goza de hasta una semana de plazo. Es el tiempo máximo si tenemos ante nosotros, por ejemplo, un crianza u otro buen vino. Se trataría, por consiguiente, del que más puede aguantar una vez abierto sin llegar a perder su esencia.
Otro elemento que entra en juego y que debemos tener en cuenta es la edad. Cuanto más joven sea el caldo, mayor será su duración una vez abierto.
En definitiva, debemos atender a estos factores para calcular de qué periodo disponemos desde la apertura de una botella hasta su consumo. De lo contrario, nos encontraremos ante una bebida que se habrá ido avinagrando y resultará imbebible.
Trucos para conservar una botella de vino abierta
Hemos disfrutado de una copa, pero no vamos a continuar bebiendo por hoy. Conservar la botella de vino abierta es el objetivo que nos marcamos para poder continuar disfrutándola en otro momento. Ya sabemos lo que puede durar cada caldo en función de sus principales características. Pero, ¿podemos hacer algo para que dure por más tiempo?
La respuesta es sí. Existe toda una serie de recomendaciones con las que alargar en la medida de lo posible su estado sin que se avinagre. A continuación recogemos algunas ideas muy prácticas. Seguirlas será tremendamente sencillo.
Un tapón para evitar que entre el oxígeno
El oxígeno es el elemento que desencadena el proceso de oxidación del vino. Una vez que lo hemos dejado entrar, comienza la cuenta atrás para que su calidad deje de ser la actual. Eso sí: a pesar de que es imposible frenarlo, podemos evitar que su flujo de entrada continúe. ¿Cómo? Hay varias soluciones.
La primera pasa por que volvamos a introducir el corcho en la botella. Es la más rápida. Si ya no es posible introducirlo recurriremos a otro tapón, como los que encontramos a la venta en establecimientos especializados. Algunos de estos tapones ofrecen la posibilidad de sellar de manera hermética la botella. Hay modelos que incluso cuentan con bomba de vacío que permiten extraer el aire.
Si no tenemos ninguno de estos tapones, podemos tomar otra botella en la que verter el vino y cerrarla para su conservación.
Dejarlo en el frigorífico para prolongar su vida
Introducir el vino en el frigorífico contribuirá a que se conserve en las mejores condiciones el máximo de tiempo posible. Eso sí, no debemos olvidar que su degradación se ralentiza, pero nunca llegará a frenarse; sencillamente, ocurrirá lo mismo con él que con el resto de alimentos que depositamos en el interior de una nevera.
La botella, siempre de pie y en la oscuridad
Si no podemos conservar la botella en el frigorífico, es recomendable guardarla en una estancia sin luz. En caso de recibirla, esta puede influir en el proceso de oxidación provocando reacciones químicas. Como consecuencia directa, la bebida se vería perjudicada. ¡Y no queremos echar a perder un buen caldo!
Y no es el último consejo del que debemos tomar nota. Aunque en la vinoteca guardemos la botella en posición horizontal, una vez abierta la botella lo mejor será mantenerla verticalmente. Pensemos que el oxígeno solo estará en contacto con la superficie del vino, y por eso queremos ofrecer la menor cantidad de esta posible.
Ahora que ya conocemos algunas curiosidades del vino y su conservación, seguro que nos será mucho más sencillo mantenerlo en el mejor estado tras su compra en nuestro supermercado de confianza. Llevar a la práctica estas recomendaciones para conservar el vino abierto no nos costará nada. Solo nos resta por añadir un consejo más: consumir esta bebida alcohólica con moderación para evitar cualquier problema. No lo olvidemos nunca.