La salud mental es un concepto tan complejo como relevante en la vida de cualquier persona. Hablamos de relevancia porque el bienestar de todo ser humano, pasada inexorablemente por el sendero de una buena salud mental. Sin esa estabilidad emocional presente en una mente equilibrada, será muy complicado afrontar el día a día con entusiasmo, energía y optimismo.
La Organización Mundial de la Salud habla de la salud mental como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.
Y es que evidentemente, la salud mental es mucho más que la falta de problemas mentales. Hablar de una buena salud mental es hacerlo de un complejo conjunto de sensaciones, sentimientos e influencias que no son fijas durante toda nuestra vida, sino que se moldean dependiendo del momento vital en el que nos encontremos.
Dentro de esas influencias hay factores biológicos, los psicológicos como propios de cada persona y también los externos, como pueden ser determinadas circunstancias familiares, económicas o de cualquier otro tipo. Entre estas influencias externas, un elemento surge como agitador desde hace relativamente poco tiempo: Internet.
La influencia de Internet en la salud mental
No hay duda de que Internet y todo lo que hay bajo su paraguas nos influye en menor o mayor medida. Sobre todo, en lo relativo al uso de las redes sociales.
Hay millones de personas usando YouTube, Instagram o TikTok ahora mismo en España, ni que decir tiene que son cientos de millones si nos vamos a la cifra global. Toda esa cantidad de contenido, los miles y miles fotos, videos o comentarios que se general cada minuto en todo Internet nos afecta en muchos aspectos, incluso aunque pensemos que no.
La influencia de las cuentas, bien sean marcas o personas, que generan esos contenidos que se consumen en redes sociales es mucho mayor en los jóvenes, pues aún no tienen la experiencia vital ni la capacidad crítica para detectar, o por lo menos intuir, cuando algo es verdad, mentira, una exageración…
Por eso es tan importante la educación respecto este tema desde muy pequeños. El uso responsable de las redes sociales puede ser la clave, en un futuro no muy lejano, para combatir ciertos problemas relacionados con la salud mental.
Sobre todo, en lo relativo a los cánones y a las referencias de belleza y de salud. Lo ideal en un futuro sería que nadie cambiara sus hábitos de vida, siempre que sean sanos y estén dentro de la normalidad, porque una persona con cientos de miles de seguidores en redes sociales diga que usa otros y que son mejores.
Salud mental y alimentación
Ligado a la influencia de las redes sociales, podemos encontrarnos con jóvenes con problemas alimentarios derivados de seguir los consejos de personas con gran influencia en Internet. Hablamos de dietas, de formas de adelgazar rápido, métodos de entrenamiento para ganar masa muscular… El problema radica en que ningún especialista en nutrición, médico o entrenador personal están detrás de esas recomendaciones y seguirlas puede provocar problemas graves en la salud.
Una buena alimentación es parte fundamental del bienestar y de la salud mental.
“El 10 de octubre de cada año se celebra el día mundial de la salud mental y este 2022 su lema ha sido “hacer de la salud mental y el bienestar una prioridad mundial para todos”.”
Consecuencias que puede ocasionar no tratar los problemas
Problemas o incluso enfermedades tipificadas derivadas de una mala salud mental hay de todo tipo. El estrés, provocado por temas personas, laborales o de cualquier otra índole, ansiedad, depresión son conceptos que por desgracia escuchamos a diario.
Debido a ese incremento en los últimos años de este tipo de problemas vinculados a una mala salud mental, parece que la sociedad comience a darse cuenta de que son problemas que pueden llevar a cualquier persona en cualquier momento. Por eso es tan importante la divulgación, la comunicación y la educación en todo lo relativo a la salud mental.
Incluso enfermedades relacionadas con la alimentación, como la anorexia, la bulimia, entre otras, pueden ser consecuencias de un primer desequilibrio en la salud mental.
Las bajas laborales por problemas relacionados con el estado mental de las personas se han visto incrementadas en los últimos años. No hay duda de que la pandemia y toda su terrible influencia ha afectado a la población general y ha provocado un crecimiento de este tipo de problemas.
Según datos de la Confederación Salud Mental de España:
- Un 25% de la población tiene o tendrá a lo largo de su vida problemas de salud mental.
- Otra cifra relevante es que casi el 7% de la población padece ansiedad, y otro tanto depresión.
- Más de la un millón de personas en nuestro país tiene un trastorno mental grave
- Entre el 11 y el 27% de los problemas de salud mental en España está vinculado con las condiciones laborales.
Por no hablar del grave problema que tiene España y otros países en lo relativo a los suicidios. Casi 4.000 personas se quitaron la vida en nuestro país.
Salta a la vista, viendo estas cifras, que existe una amplia mejora de en lo que a gestión de la salud mental se refiere si se quiere hacer disminuir estos datos.
¿Qué hacer para avanzar?
La concienciación de la sociedad respecto a los problemas de salud mental es el primer paso para conseguir romper el tabú que ahora mismo existe en torno a estos problemas. La normalización de asumir que uno no está bien y que necesita ayuda debe ser otro de los pasos a seguir si queremos avanzar.
La importancia de lo laboral en este sentido también es importante, pues un significativo porcentaje de los problemas comentamos surgen de las condiciones en el trabajo. Que las empresas se conciencien también en ofrecer a sus empleados un ambiente laboral inclusivo, igualitario y con una cultura amable y cercana es otra de las claves para avanzar.
Que los expertos en sanidad y en salud mental estén preparados y tengan los medios para ayudar a la gente es del todo fundamental.
En definitiva, como sociedad debemos avanzar juntos y en una misma dirección respecto a la salud mental, su importancia en el bienestar de las personas y en la capacidad para resolver de una forma más rápida y eficaz los problemas de aquellos que lo necesiten. Solo dando la relevancia que exige un problema de este calibre, se pueden ofrecer las soluciones adecuadas.