La sidra es sinónimo de Asturias. Más allá de la fabada o del cachopo, sin esta bebida no se podría comprender la región. Impregna parte de su cultura, está presente en todo tipo de fiestas y reuniones de amigos, y tiene un fuerte impacto en su gastronomía. Sin embargo, ¿de dónde procede su importancia?
El oro líquido de Asturias
La importancia de esta bebida para los asturianos se manifiesta en varios aspectos. Y es que sin ella no se entiende una parte de su cultura; por ejemplo, si visitas cualquier pueblo de la zona durante su fiesta grande, verás que este líquido está omnipresente. Siempre habrá un escanciador ofreciendo un culín. De hecho, escanciar la bebida forma parte del ritual para beberla, pero también cumple una función práctica: contribuye a reducir parte de su carga alcohólica, además de realzar su aroma y sabor.
Por otro lado, en las reuniones de amigos no puede faltar este elemento junto a una buena comida; beberla es algo muy cotidiano, parte del día a día de los asturianos. Para poder hacer frente a toda esta demanda, existen decenas de lagares activos y elaborando sidra. Esto supone que haya más de 600 hectáreas dedicadas al cultivo de manzana, algunas de ellas autóctonas, y casi 300 cosecheros dedicados a cuidarla desde su origen.
Así, en Asturias se elaboran unos 45 millones de litros de su popular sidrina. El 95% se consume en la propia comunidad autónoma, y el 80% de toda la elaborada en España sale de alguno de los lagares de la región, muchos ubicados en el centro. Junto a esto, la forma de consumir la bebida es única en todo el mundo, ya que no se escancia en ningún otro lugar.
Para reconocer el impacto social, cultural y económico de este producto en la región, el Consejo de Gobierno de Asturias declaró la cultura sidrera como Bien de Interés Cultural (BIC) inmaterial en 2014. Y pese a que todavía no llega la consideración como Patrimonio de la Humanidad, nadie evitará que los asturianos sigan disfrutando de un buen culín… Pero, ¿cuándo se originó la tradición?
Si bien rastrearla a lo largo de la historia es difícil, existen evidencias de que el cultivo de manzanos es previo a la conquista romana. Y durante la Edad Media se intensificó, ya que Asturias ofrece unas buenas condiciones climáticas para que este árbol se desarrolle. Además, los monasterios de concejos como el de Infiesto, Colunga o Villaviciosa promovieron el desarrollo de pomaradas y la producción de la bebida.
Sin embargo, su popularización entre la población no llegaría hasta el siglo XIX, tras una expansión de la economía asturiana y de la elaboración de sidra durante el XVIII. Poco a poco, este elemento comenzó a formar parte de las celebraciones en diferentes localidades; al fin y al cabo era abundante, y más fácil de conseguir que otros espirituosos.
Cómo maridarla con productos asturianos
Con una tradición tan larga a sus espaldas, es normal que este producto esté presente en múltiples formas en la gastronomía local. Uno de los maridajes más comunes y deliciosos es el chorizo a la sidra, una elaboración muy típica y presente en numerosos establecimientos. En ella, el embutido se cuece en este líquido hasta que su alcohol se evapora, y queda convertido en una salsa que se puede mojar con pan. El sabor es insuperable.
Otro maridaje que no te puedes perder incluye el pescado. Estos, cocinados al horno o a la brasa, son tradicionales en las sidrerías, y a la hora de comer uno especialmente graso una bebida ácida como es esta facilita que el paladar se limpie y la boca quede refrescada. Así, el sabor del siguiente bocado se notará con toda su fuerza. Si quieres algunas opciones, el bacalao y el pixín (rape), son dos buenas opciones.
Una combinación interesante incluye al pastel de cabracho. Este se elabora a partir del conocido pez de roca, que se cuece con verduras y se mezcla con huevos, nata y salsa de tomate para cocinar el pastel resultante al horno. El resultado destaca por su textura cremosa y suave. Se trata de una forma sencilla de unir dos elementos tradicionales asturianos al tiempo que potencias el sabor de ambos.
Si de verdad eres un entusiasta de la gastronomía asturiana, tienes que probar los tortos de maíz con esta bebida. Se trata de unas tortas hechas con harina de maíz. Al freírlas el calor hace que se hinchen, lo que permite rellenarlas de diferentes elaboraciones. Ya sea carne, gamón o paté, es sin duda una forma interesante de maridar la sidra asturiana.
Los quesos también casan sin mayores problemas con ella, en especial el Cabrales. Este es otro de los monumentos gastronómicos asturianos. La sidra natural es la que mejor encaja, ya que casa a la perfección con el fuerte sabor del queso y su untuosidad. De esta forma puedes combinar en una sola comida dos ingredientes inseparables de la historia y forma de ser de los asturianos.
Tampoco puede faltar la unión de este tesoro de Asturias con un buen cachopo. Eso sí, tómate la comida con calma y no intentes apurarla, ya que es una receta que destaca por su contundencia. Se trata tanto de disfrutar de la elaboración como del maridaje; así te llevarás un grato recuerdo de la tradición culinaria de la región.
La gastronomía asturiana te ofrece todo tipo de combinaciones en las que disfrutar de su bebida estrella. Tanto es así que una buena cena, en especial en una fiesta importante, se queda coja si no se acompaña con ella. En suma, la sidra en España no podría entenderse sin Asturias. Esta región aprovecha como ninguna las posibilidades que ofrece este producto, y allí la encontrarás combinada con todo tipo de platos. Aunque nunca está de más probarla sola y recién escanciada, un detalle clave para disfrutar de todo su sabor. Si quieres encontrar los mejores ejemplares y marcas, no dejes de visitar masymas supermercados. ¡Te estamos esperando!