Los mitos sobre la carne de cerdo están tan extendidos que parecen ser ciertos, pero, por suerte, no es así. Analizamos los más comunes a continuación.
El cerdo engorda
Es el más conocido y tiene como única base el desconocimiento. Parece lógico pensar que comer tocino, panceta y otras partes de este animal supone una ingesta de grasa animal poco saludable. Ahora bien, hay un sinfín de cortes como el solomillo, el lagarto o el secreto que tiene la misma grasa que el pollo. Es decir, escogiendo bien la pieza a consumir y cocinándola a la plancha es una carne de alta calidad que no incide en el peso de la persona que lo consuma ya que aporta solo 270 calorías por cada 150 gramos.
No es conveniente tomarlo en una dieta sana
Muchas personas siguen pensando que el cerdo es un animal propenso a contraer enfermedades que pueden alterar la salud del ser humano. En realidad, cualquier animal está expuesto a este tipo de circunstancias. Suele comentarse que el cerdo hay que cocinarlo mucho tiempo para «quemar» las bacterias, esta decisión es letal ya que puede provocar la proliferación de las células cancerígenas en el organismo. Comerla al punto es mucho más saludable.
No aporta nutrientes esenciales
La mala fama de esta carne no ha dejado de crecer y se ha llegado a afirmar que es más positivo no comerla que degustarla. El 70 % de las grasas que contiene son poliinsaturadas por lo que su consumo moderado ayuda a bajar el colesterol y a evitar la arteriosclerosis. El ácido linoleico que contiene limpia las arterias con enorme facilidad y eficacia. 100 gramos de lomo a la plancha contienen 69 miligramos de colesterol, 241 menos de lo permitido por la ley. Además, aporta hierro, proteína animal (adecuada para el funcionamiento de la musculatura) y vitamina B12 (idónea para agilizar el funcionamiento del cerebro).
Los médicos aconsejan no consumirla
Hasta hace relativamente poco, esta carne entraba en el grupo de carnes rojas y tras las últimas afirmaciones llegó a afirmarse que era poco saludable para el aparato digestivo y para el cuerpo en general. Ahora se ha confirmado que es una carne blanca, magra (dependiendo del corte) y tan saludable como cualquier otra siempre que se cocine de forma sencilla y que no se acompañe de una guarnición demasiado calórica como salsas o fritos.
Como se habrá podido comprobar, la carne de cerdo es totalmente saludable. Su cantidad de grasa es similar a la de la carne de ave y ayuda a bajar el colesterol con facilidad. No trasmite enfermedades, aporta nutrientes de vital importancia para tener un buen estado de salud y se puede, y se debe, consumir en cualquier dieta sana.
Los mitos sobre la carne de cerdo no dejan de ser falsedades repetidas demasiadas veces. Progresivamente, los profesionales de la medicina van descubriendo sus virtudes y sus positivas características. De hecho, los consumidores parecen haber entendido las imprescindibles cualidades de una carne tan económica como deliciosa y saludable.