La alcachofa es una de las verduras de temporada más interesantes que puedes encontrar. Aunque nunca ha gozado de una gran popularidad, cada día existen más recetas en las que te puedes inspirar para elaborar este producto de una manera diferente. Y merece la pena probarlas, ya que los beneficios que te aportan, sin exagerar, son muchos.
Descubre las propiedades de la alcachofa
El componente más conocido y valorado de este alimento es la cinarina. Se trata de un compuesto que cumple una función especialmente importante: evitar la acumulación de grasas en el hígado.
Por otro lado, son muy buenas reduciendo las altas proporciones de grasa saturada de tu cuerpo. Algo que, evidentemente, no solo favorece tu peso, sino también el funcionamiento de tu corazón.
Tienen muy pocas calorías. Si lo que buscas es llevar una dieta equilibrada y mantenerte en tu peso, esta es la clase de alimentos que tienes que incluir en tu dieta.
Por último, la fuerte presencia en sodio que tiene la convierte en una ayuda excelente para bajar la presión arterial.
Algunos trucos sobre cómo cocinar la alcachofa
Las recetas que existen al respecto pueden darte algunas pistas para entender adecuadamente los trucos que tienes que seguir con este producto. Se le achaca tener un sabor amargo. Pero, si lo juntas con los ingredientes adecuados puedes conseguir un plato delicioso.
Antes de nada, una recomendación general para la mayoría de platos, es que cortes con una tijera o con un cuchillo las hojas externas más puntiagudas que haya.
Si te gusta el sabor de este alimento, puedes hacerlo al vapor. Colocándolo en una vaporera, bastarán más o menos 25 o 30 minutos para que reblandezca lo suficiente. Con un chorro de aceite y sal puedes tener un acompañamiento excelente para carnes y pescados.
Cocerlo es otra opción. Si en el agua introduces ajo, limón y un poco de pimienta negra, irán cogiendo ya un fondo de sabor interesante. Una alternativa es que, al sacarlas, las pases por la sartén junto con taquitos de jamón serrano.
En esta misma línea, puedes sofreírla junto con ajo y con limón. Se trata de una elaboración rápida que resulta un acompañamiento excelente.
El horno es tu otro gran aliado. En este caso, tienes que dejarlo en 200 grados y, en función de lo tierna que esté, se hará antes o después. Aquí la idea es que la combines con lo que más te guste: pimientos, patata, cebolla, carnes, pescados… Se trata de un plato nutritivo, muy sano y equilibrado. Bastará con echar unas hierbas aromáticas y un pequeño chorrito de aceite para que no se pegue al palto.
Las gambas pueden ser otro buen acompañante. Después de cocer ambos ingredientes, tienes que crear una salsa con mostaza, azúcar, un poco de vinagre y aceite, y sofreír las alcachofas y gambas en ella hasta que queden algo más crujientes. Incorporar un poco de ajo puede ser otro interesante recurso para acompañar la alcachofa.
Como ves, además de sus valiosos efectos saludables, la alcachofa es una verdura versátil que marida con un buen número de alimentos.